martes, 28 de diciembre de 2010

La Trilogía Marciana de Kim Stanley Robinson

2010 ha sido en lo personal un año funesto: empecé con una crisis matrimonial y acabé divorciado después de 11 años y 11 meses de relación, y con dos niños pequeños.


Sin embargo, ha habido no pocas luces en este valle de sombras: mis hijos, mi familia y mis amigos me han hecho remontar el vuelo y mirar al futuro con esperanza, y en los momentos de soledad en que no había nadie a mi alrededor, he tenido el (enorme) consuelo de la lectura.,


Lo más reseñable de lo que ha caído en mis manos ha sido la "Mars Trilogy" del autor estadounidense Kim Stanley Robinson. Después de leer clásicos de la ciencia ficción-opera como "La Paja en el Ojo de Dios" y "El Tercer Brazo" de Niven y Pournelle (que me gustaron, aunque se les van notando los añitos, y resultan ya un tanto "pulp"), enfrentarse a los Martes Rojo, Verde y Azul de Morrison es una experiencia de lo más reconfortante.


La historia es la no por hipotética menos creíble colonización de Marte, a mediados del presente siglo: después de una primera visita tripulada de ida y vuelta al Planeta Rojo, se envía una expedición de colonización compuesta por 100 científicos (principalmente estadounidenses y rusos, con algunos europeos y japoneses), equipados con lo último en nanotecnología y robótica.


El mundo del que se origina la expedición es como el nuestro, pero mucho más dominado por enormes metanacionales (transnacionales con tanto poder que mueven a su antojo los destinos de los países que usan como banderas de conveniencia) y una ONU cada vez más esclava de las anteriores. Se vive el declive de los estados-nación, y la superpoblación, escasez de recursos y la desigual distribución de la riqueza, cada vez más acentuados, convierten a la Tierra en un auténtico polvorín.


Así pues, no es extraño que los expedicionarios de Marte, pese a haber sido sometidos a todo tipo de pruebas y exámenes, y de haber declarado su fidelidad a los objetivos de la misión (establecidos por las metanacionales y la ONU), sean, en su inmensa mayoría, personas con agendas ocultas: quien más quien menos desea "empezar de nuevo" en Marte, creando una sociedad más justa y equitativa, libre de la corrupción y el abuso y decadencia imperantes en la Tierra.


La llegada de los colonos a Marte supone el inicio de la mayor aventura de la Humanidad: la conquista de un enorme nuevo mundo, terriblemente hostil, y la construcción de una nueva sociedad que logre superar los escollos que han convertido al planeta natal en un lugar permanentemente al borde del abismo y la destrucción.


Aquí es donde comienzan los problemas: las diversas motivaciones de los expedicionarios chocan entre sí casi desde el principio. Quienes desean que Marte siga siendo un mundo primigenio, impoluto (los "rojos", por el color predominante en el planeta), se enfrentan con los partidarios de terraformarlo (los "verdes"). Y ambos grupos se oponen a la injerencia de los poderes terráqueos (metanacionales y ONU), que sólo pretenden explotar Marte como fuente de recursos para sus voraces industrias metropolitanas.


Varios lustros después de la llegada de los colonos, con la población del planeta rojo muy aumentada por la creciente inmigración de la Tierra, y con un ascensor espacial que abarata enormemente los costes del tránsito de personas y mercancía desde y hacia Marte, estalla la primera de las revoluciones marcianas.


En esta ocasión, las metanacionales y sus siervos de la ONU aplastan a los rebeldes marcianos, a pesar de que éstos logran abatir el ascensor espacial (una acción terrorista que deja el derribo de las Torres Gemelas a la altura del betún). En los combates y la dura represión subsiguiente mueren muchos de los 100 primeros colonos, los supervivientes de los cuales se convierten poco menos que en leyendas de la resistencia. Con ello acaba el primer volumen de la trilogía, "Marte Rojo".


En el segundo volumen de la serie, "Marte Verde", se narra cómo al desastre de 2061 siguen décadas de preparación por parte de los los diferentes grupos de la resistencia (tiempo en el que se construye un segundo ascensor orbital), y llega el apoyo de una metanacional alternativa y díscola (Praxis), así como el de algunos gobiernos más progresistas de la Tierra (entre ellos, Suiza y la India). Pero lo que logra dar el pistoletazo de salida a la rebelión es un catastrófico deshielo antártico que sume a los gobiernos terráqueos en la anarquía. La revuelta, mucho mejor organizada que la anterior, otorga a los rebeldes la independencia del planeta madre.


En el tercer volumen, "Marte Azul" se describen las discrepancias y debates que tienen lugar en el proceso de creación de un gobierno independiente y constitución del nuevo mundo... Y en ello estoy, pues aún me encuentro inmerso en la lectura de este tercer tomo.


Mapa del Marte acuático que se describe en detalle en el tercer volumen de la Trilogía, "Marte Azul".


Hay un cuarto libro (¿qué sería de las trilogías sin un cuarto tomo?), llamado Los Marcianos, en el que se da cabida a historias y narraciones secundarias o alternativas que no se incluyeron en los tres volúmenes anteriores, y, donde se incluye el texto completo de la Constitución de marte cuya creación se describe en "Marte Azul".


Aparte de lo buena y verosímil que es la historia, y lo bien escrita que está, la "Trilogía de Marte" tiene dos puntos fuertes enormes: por un lado, los personajes; por otro, la ciencia.


Los principales protagonistas de la serie son varios de los "100 Primeros" (el carismático John Boone, el maquiavélico Frank Chalmers, la bella y volcánica Maya Toitovna, la ajetreada Nadia Chernyshevski, la enigmática cuasideidad Hiroko Ai, la "roja" Ann Clayborne, el súper-científico Sax Russell, el polizón Desmond "Coyote" Hawkins, el atribulado psiquiatra Michel Duval, etc.) y sus descendientes (Nirgal, Jackie, Peter, Kasei, etc.) y amigos (Art, Zeyk, Fort, etc.). Te enamoras de ellos, especialmente de aquéllos que asumen un rol principal en diferentes momentos de la trama.


En cuanto a la ciencia, hay que reconocer que la Trilogía de Marte es el libro que cualquier geólogo se llevaría a una isla desierta... Aunque a alguna/o se le pueden hacer pesadas y reiterativas las prolijas descripciones de formación de acuíferos, glaciares, volcanes, cañones, etc., es esencial leer estos pasajes, aunque sea en diagonal, para aprehender lo titánico de la empresa a la que se enfrentan los colonizadores, y los increíbles medios técnicos con que cuentan para cambiar el relieve, construir asentamientos, encauzar aguas subterráneas, desarrollar vida adaptable a las durísimas condiciones locales, etc.


Y, como colofón, que no se me olvide hablaros de la extremada longevidad que otorga al ser humano su todopoderosa ciencia, eliminando el envejecimiento y los errores en la duplicación celular y prolongando en cientos de años la esperanza de vida de las personas. Todo ello se logra gracias a un tratamiento que, inicialmente, está sólo al alcance de los 100 primeros colonos de Marte y de los más ricos (en Marte y la Tierra), lo que no hace sino acentuar las diferencias entre los más y los menos favorecidos. El choque entre ricos inmortales y pobres efímeros da otra vuelta de tuerca al sempiterno problema de la desigualdad humana, y es un argumento más en la búsqueda de la sociedad perfecta que, incluso en este esperanzador relato de ciencia ficción hard, se escapa de las manos de quienes la persiguen.